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SIDA EN GATOS

MV Adriana Leoncedis

Autor

marzo 4, 2024

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¿Te llamó la atención el título de SIDA en gatos? No fuiste el único; incluso cuando me lo mencionan, llama la atención. El término correcto es Síndrome de Inmunodeficiencia Felina (SIF), pero “SIDA en gatos” también es popular.

 

Lo primero que debemos mencionar es que no es una enfermedad zoonótica; es decir, no representa riesgo para los seres humanos. Sin embargo, actúa de manera similar al SIDA en humanos. Se trata de una enfermedad altamente contagiosa entre los gatos, producida por el Lentivirus del SIF. Este virus ataca directamente el sistema inmunológico, destruyendo los linfocitos T y volviendo al gato susceptible a enfermedades e infecciones que pueden llevar a la muerte.

El diagnóstico es relativamente sencillo y se realiza mediante un examen de sangre. La hematología permite detectar alteraciones en los linfocitos. Es importante destacar que el virus es asintomático en muchos casos, por lo que es recomendable realizar análisis para verificar su reactividad.

Los lentivirus son retrovirus exógenos no oncogénicos que causan infecciones persistentes, dando lugar a enfermedades con largos periodos de incubación.

Se compara con el SIDA humano porque es adquirida e inmunosupresora. La transmisión ocurre por mordedura o arañazo de gatos positivos, generalmente como resultado de peleas entre gatos. Otra forma de adquirirlo es si una gata madre está enferma y lo transmite vía transplacentaria o lactancia. No tiene nada que ver con actividades sexuales entre los gatos; la transmisión es por contacto del virus a través de una herida abierta.

Si se detecta a tiempo, el gato puede controlar la enfermedad y llevar una buena vida con comodidad. Los síntomas son diversos debido a la supresión del sistema inmunológico, e incluyen pérdida de peso, fiebre y problemas respiratorios y oculares, todo lo cual normalmente se controla mediante una barrera inmunológica eficiente.

Los síntomas que menciono son una alerta y están relacionados con las condiciones en las que viven los gatos (desde una perspectiva epidemiológica).

Permíteme explicarte: si los gatos entran y salen de su hogar, no están castrados y participan en peleas o apareamientos sin control, es probable que se contagien. Las heridas resultantes de peleas o intentos de cópula pueden afectarlos, especialmente a las hembras, que también pueden ser atacadas. Los efectos de estas situaciones pueden manifestarse meses después.

Es importante destacar que no existe una cura definitiva para el Síndrome de Inmunodeficiencia Felina (SIF). Sin embargo, si se diagnostica rápidamente, se pueden tomar medidas para evitar que el gato se vea gravemente afectado.

El tratamiento suele incluir medicamentos antimicrobianos y antiinflamatorios cuando se presentan síntomas. Además, es fundamental llevar al gato al veterinario con regularidad para vigilar su estado de salud y proporcionar las vitaminas necesarias.

 

Para brindarle una excelente calidad de vida, debes asegurarte de proporcionarle una buena alimentación, desparasitación adecuada y todas las vacunas recomendadas bajo la supervisión veterinaria.

En cuanto a la prevención del contagio, es esencial controlar las actividades territoriales del gato.

Aunque la castración es una medida recomendada para evitar que salgan al exterior, a veces hay gatos dominantes del entorno que intentan ingresar a tu casa o al espacio de excursión de tu gato. En tales casos, se puede considerar la introducción de otro miembro a la “inter manada”, preferiblemente un perro, para alejar al gato no deseado rápidamente.

Un consejo importante para estar alerta es que tu gato debe someterse a evaluaciones hematológicas anuales para detectar portadores asintomáticos. Esto es especialmente relevante si el gato sale al exterior y tiene contacto con otros gatos. Si notas que está flaco, con secreciones nasales u oculares, presta atención a los signos que podrían indicar que está enfermo.

Si deseas mantener la salud de tu gato, siempre busca un profesional en el área, un médico veterinario legal y actualizado en las últimas tendencias, preferiblemente un especialista con mucha experiencia en gatos. Veterimovil puede ayudarte 😉. Si tienes tiempo, levanta el teléfono y agenda una cita para llevar a tu gato al control veterinario.

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